30 a 60 segundos
Indoloro
Inmediata
La aberrometría es una prueba oftalmológica no invasiva que permite estudiar la calidad óptica del sistema visual. Mediante el análisis del frente de ondas, se estudian estructuras que intervienen en la refracción de la luz, como son la córnea (la capa externa y transparente por la que entra la luz al ojo) y el cristalino (la lente interior).
Permite orientar los diagnósticos, así como, evaluar y llevar a cabo un seguimiento de los pacientes interesados en la cirugía refractiva (análisis de la graduación, medición del tamaño pupilar,…) tanto en el estudio preoperatorio como postoperatorio, con la finalidad de poder personalizar al máximo el tratamiento.
Por lo tanto, la aberrometría no se utiliza para detectar una patología en particular, sino que permite analizar las estructuras del ojo que pueden estar afectando a la calidad de la visión del paciente. Las irregularidades en la forma y transparencia de los tejidos, además de los defectos ópticos son elementos que intervienen en el resultado de una aberrometría y no siempre se pueden corregir con gafas o lentes de contacto.
El examen se realiza en posición sentada y no requiere contacto visual. Con la barbilla instalada en un mentón y la frente bien apoyada hacia adelante, el paciente debe fijar la mirada hacia un patrón luminoso central dentro de la lente sin mover los ojos ni la cabeza.
El paciente debe retirar los lentes de contacto, por lo menos dos semanas antes del examen.
Este examen dura unos segundos.
La aberrometría es una técnica no invasiva, por lo que no requiere de contacto directo con el ojo ni produce reacciones adversas. Después de la prueba, por tanto, se puede realizar sin ningún problema cualquier actividad del día a día.
Estos serán analizados por el médico oftalmólogo, para luego ser entregados.